Una de las primeras veces nos hicimos un picnic y entramos en un campito cuajado de cerezos en flor. Había mucha gente allí haciéndose fotos, que se iban pero llegaban gente nueva, el trasiego de personas era continuo. Ya después de haber comido, sentados haciéndonos fotos, llegó la dueña del campo con muy malas pulgas echándonos: era una propiedad privada y no se podía acceder a ella. Ni nos dejó explicarle que habíamos encontrado el campo con las puertas abiertas de par en par y lleno de gente... ha sido la única experiencia regulera que he pasado allí: el resto estupendo.
Los cerezos se corresponden a plantaciones privadas, pequeñas parcelas acotadas donde son plantados en terrazas. Por eso puedes disfrutarlos de lejos pero no mucho de cerca. Aún así merece la pena.
Lo suyo también es aprovechar para hacer alguna ruta andando de las que conectan los pueblos (por ejemplo Cabezuela del Valle con Navaconcejo siguiendo el curso del río Jerte) o ir a ver la Garganta del infierno, que es una preciosa estampa de piedras oradadas por el curso del río de manera que forman ollas donde en parte se remansa.
El año pasado fue la primera vez que hice noche en el valle. Me quedé en Cabezuela del Valle, y casualidades de la vida, era la noche del sábado santo, día en que se realiza en el pueblo "la quema del Judas".
Como siempre, hay que disfrutar de la gastronomía del lugar y que mejor souvenir que adquirir productos variados.De todo lo que hay en la fotito, quizás lo que menos me gustó fue el paté, me pareció normal. Aunque debo decir que no soy aficionada a los patés. La crema de queso de torta del casar estaba buenísima, mas suave que la torta en sí. El vinagre de cereza le da un gusto especial a las ensaldas, como dulzón. Se usa aliñando normal y luego con unas gotitas de él. Y el otro producto que también me gustó mucho fue el pimentón agridulce. Ellos lo usan como si fuera el dulce, para todo. Así que me he pasado del dulce al agridulce y lo uso habitualmente... ¡las lentejas riquísimas!